La ciudad estaba en el caos absoluto, en cada esquina habia una casa en llamas, y las calles olian a muerte.
Las personas se encerraban en su casa, ya que no podian huir del pueblo ya que los piratas habian destrozado sus barcos.
Los hombres trabajan a las ordenes del Capitan pirata, construyendole un barco y una casa donde vivir, las mujeres estaban de trabajadoras en el campo, y en la cocina de los piratas, y los niños afilaban y limpiaban las armas de los piratas.
Todos ellos estaban encadenados entre si, y todo aquel que desafiaba al capitan, tenia como destino la muerte, atados a una piedra y lanzados al fondo del mar.
Aquellas personas que habian conseguido huir se escondian en las montañas y esperaban a la noche para salir a respirar aire que no fuera procedente de una cueva.
Cuando llegaban barcos los piratas los capturaban y se quedaban con sus riquezas.